jueves, 26 de abril de 2012

Mucho que contar

Retomamos la actividad en nuestro blog tras unos días “desconectados”, y lo hacemos con mucho que contar. Por lo pronto, como muchos ya sabrán, la bibliotecas municipales de Santa Cruz de La Palma participamos de forma muy activa en la “Suelta de Libros”, organizada por el Cabildo de La Palma con motivo del Día del Libro. Durante la noche del domingo al lunes “sembramos” de libros todos los rincones de Santa Cruz de La Palma, desde Velhoco a Maldonado, desde El Pilar a La Portada. Una experiencia muy gratificante y divertida que esperamos que se consolide en los próximos años.

Y trabajamos ya en varios actos para la semana del 7 de mayo, en la que el ayuntamiento organiza la Feria del Libro. El martes 8 volveremos a presentar en lectura dramatizada Arte, la obra de Yasmina Reza que ya hicimos a finales de marzo en la Casa Principal de Salazar como informamos en su momento en esta bitácora (y en nuestro Facebook, donde puedes ver varias fotos de la función). En esta ocasión la lectura tendrá lugar en otro patio característico de la calle Real, el de la Casa Cabrera. 

 El día 9 se reúne el Club de Lectura en la Biblioteca, en esta ocasión en torno a un relato de W. G. Sebald. Y en la tarde del jueves día 10, en el Atrio del Ayuntamiento, ofreceremos la ya tradicional lectura dramatizada de un entremés de Cervantes. El título elegido para este año es El juez de los divorcios y la lectura correrá a cargo de personas relacionadas con el colectivo médico.


 Por último, el viernes día 11 tendremos la actuación de la Escuela Municipal de Teatro Pilar Rey en la Plaza de España con varias obras cortas. Y en el Teatro Circo de Marte la actuación de Lola Herrera, que regresa a Santa Cruz de La Palma acompañada de Ana Labordeta y Daniel Freire para interpretar la comedia Querida Matilde, una divertida comedia de corte romántico del estadounidense Israel Horovitz, adaptado por Antonio Albert y Juan Luis Iborra y dirigido por este último. Esperamos que este magnífico trío de actores pueda visitar la biblioteca durante su estancia en la isla. Les mantendremos informados.

viernes, 13 de abril de 2012

Club de Lectura

En nuestra última tertulia quisimos comparar el lenguaje literario con el lenguaje cinematográfico. Para ello, elegimos un cuento de Joyce, Los muertos, y la versión cinematográfica de John Huston: Dublineses.

James Joyce
Resumiendo mucho, el argumento, tanto del cuento como de la película, es muy simple: Tres generaciones se reúnen para celebrar la Navidad, la fiesta de la Epifanía, en una casa de Dublín, en 1904. Las anfitrionas, Kate y Julia Morkan y su sobrina Marie Jane, invitan a los esposos Gretta y Gabriel Conroy, y a otros que, como en el teatro, no son más que comparsas: el bufón, Freddy Malins, el rapsoda Bartell D’Arcy, y todos los demás, que no vamos a detallar porque importan menos. Tres cuartas partes del cuento y la película tienen lugar en la fiesta, una celebración banal que es en realidad sólo la preparación de la secuencia final, cuando ya todos se han marchado y los esposos Conroy llegan al hotel donde pasarán la noche, antes de volver a casa y a su vida cotidiana.

En la tertulia, seleccionamos unas secuencias de la película y los correspondientes fragmentos del cuento, con el fin de comparar la diferente forma como se expresaba lo mismo en lenguaje visual y escrito. La primera secuencia, cuando una de las anfitrionas, la tía Julia, canta una canción. El cuento, simplemente nos dice:

Una salva de aplausos la escoltó hasta el piano y luego, cuando Mary Jane se sentó en la baqueta y la tía Julia, dejando de sonreír, dio media vuelta para mejor proyectar su voz hacia el salón, cesaron gradualmente. Gabriel reconoció el preludio. Era una vieja canción del repertorio de tía Julia: Ataviada para el casorio. Su voz, clara y sonora, atacó los gorgoritos que adornaban la tonada, y aunque cantó muy rápido no se comió ni una floritura. Oír la voz sin mirar la cara de la cantante era sentir y compartir la excitación de un vuelo rápido y seguro. Gabriel aplaudió ruidosamente junto con los demás cuando la canción acabó, y atronadores aplausos llegaron de la mesa invisible.John Huston se inspira en esa frase tan especial, tan extraña, del cuento, “oír la voz sin mirar la cara de la cantante era sentir y compartir la excitación de un vuelo rápido y seguro”, para inventarse una secuencia antológica: el lento travelling con el que nos lleva a visitar, en la parte reservada de la casa, la de las habitaciones, una galería de imágenes fijas, que, como un álbum fotográfico, nos muestra los pocos recuerdos en que se resume una vida sencilla y piadosa, y banal, como la de tía Julia. En este caso, concluimos, los tertulianos, las imágenes sí valen más que mil palabras.

Luego vimos otra secuencia de la película, pero ahora simultaneándola con la lectura de la parte correspondiente del cuento, aprovechando que las imágenes no tenían voz, sólo una música de fondo. Hubimos de adaptar el ritmo de la lectura al de las imágenes, lo que resultó en un recitado lento y solemne, del siguiente fragmento:

Gabriel no había salido a la puerta con los demás. Se quedó en la oscuridad del zaguán mirando hacia la escalera. Había una mujer parada en lo alto del primer descanso, en sombras. No podía verle la cara, pero sí retazos del vestido, color terracota y salmón, que en la oscuridad parecía blanco y negro. Era su mujer, apoyada en la baranda escuchando. A Gabriel le sorprendió su inmovilidad, y aguzó el oído. Pero no oía más que el ruido de las risas y la discusión del portal, y unos pocos acordes de piano y algunas notas de una canción cantada por un hombre. Se quedó quieto en el zaguán sombrío, tratando de captar la canción que cantaba aquella voz, y escudriñando a su mujer. Había misterio y gracia en su pose, como si ella fuera un símbolo de algo. Se preguntó de qué podía ser símbolo una mujer de pie en una escalera oyendo una melodía lejana. Si fuera pintor, la pintaría así. En el sombrero de fieltro azul destacaría el bronce de su pelo recortado contra la sombra, y sobre las partes oscuras de su traje pondría las más claras del relieve. “Lejana melodía”, llamaría el cuadro, si fuera pintor.

Si antes concluimos que valían más las imágenes, en este caso nos pareció que las palabras superan con creces a la imagen.

Una escena de la película de John Huston
En fin, como si nos viéramos en el juicio de Paris, que también se nombra en el cuento y en la película, al final nos enfrentamos a la difícil decisión de por qué nos decantaríamos. Y, aunque la intención primera, era ver la última secuencia primero en imágenes y luego leída, por decisión unánime vinimos a dar como vencedor al cuento, y nos deleitamos con la sola lectura, del fragmento que comienza así: “Todavía era oscuro…”, hasta el final.

Concluimos que tanto el cuento como la película son una suerte de epifanía. Los dos, un homenaje a un tiempo acabado y la celebración del tiempo por venir. Los vivos y los muertos. En Joyce, la celebración del final del Realismo y la apertura hacia otra forma de escribir; en Huston, el final de una vida dedicada a crear películas a partir del modelo literario, cuando el cine estaba derivando hacia el espectáculo puro que, hasta hoy, predomina en las salas de cine.

Hace poco, dos de nosotros hicimos una escapada a Tenerife, y vimos The artist, la película más laureada en la última edición de los Oscar. ¡Increíble!, una película muda, que, cuando directores de la categoría de Scorsese y Spielberg han cedido a la tentación del cine espectáculo del 3D, para sobrevivir, acaso sea una nueva vuelta de tuerca, que renunciando al espectáculo vuelve a los orígenes del cine, pero sin ser ya lo mismo. ¿Anuncia, esta película, una nueva era para el Séptimo Arte?

Jorge Plaja Rustein

martes, 10 de abril de 2012

Nuestras recomendaciones para el segundo trimestre: Tres voces fundamentales del teatro español contemporáneo

Cabal, Alonso de Santos y Sanchis Sinisterra
La reciente publicación del libro Tres voces fundamentales: teatro español contemporáneo (Fundamentos, colección Espiral), de la investigadora y profesora Marga Piñero nos da pie para nuestras habituales recomendaciones de este trimestre. Fermín Cabal, José Luis Alonso de Santos y José Sanchis Sinisterra son “autores seminales del teatro actual. Sin ellos no se entendería la dramaturgia española de las últimas tres décadas”, motivo más que suficiente para que repasemos la obra de estos tres grandes que puedes hallar y disfrutar en nuestra biblioteca. Comentamos algunos de sus títulos más destacados siguiendo para ello el diccionario de Teatro Español de Huerta, Peral Vega y Urzáiz.

Fermín Cabal
Caballito del diablo (1981) obra con formato de reportaje dramatizado en torno a la adicción a la heroína de Blanca y Celes, dos seres impelidos a vivir esta tragedia contemporánea y cuyas peripecias vitales nos son presentadas sin concesiones a la compasión y descartando una moralidad de medio pelo.
¡Esta noche gran velada! (1983) desvela los resortes de la corrupción centrados en el mundo del deporte a partir de una estética hiperrealista.
Ello dispara (1990) es una pieza en la que la elipsis actúa como eje estructurador de esta pintura negra sobre las diferentes formas de terrorismo de Estado y los sumideros de la España democrática.
En Travesía (1993) la crítica al Partido Socialista, entonces en el poder, se va haciendo más nítida, si bien desde la perspectiva distanciada que otorga la configuración vodevilesca de la pieza, protagonizada por tres individuos que simbolizan la patética adicción al poder y la falta de resolución y dignidad para abandonarlo.
Castillos en el aire (1995), estructurada en dieciocho escenas breves de ritmo trepidante, constituye una durísima diatriba contra la corrupción de la última etapa socialista.
Tejas verdes (2003) es una historia en torno a las desapariciones producidas durante la dictadura chilena y estructurada en torno a siete monólogos femeninos.



José Luis Alonso de Santos
La estanquera de Vallecas (1981). La relación que se establece entre dos atracadores de poca monta y la estanquera y su sobrina es la base sobre la que pivota esta obra de aires sainetescos que constituye uno de los títulos más significativos y representados de su autor. La edición está prologada, por cierto, por Fermín Cabal. 
Bajarse al moro (1985). Es su texto más popular y una de las obras de mayor éxito de los años 80. Al igual que La estanquera, esta comedia agridulce gira en torno a un grupo de personajes populares un tanto marginales que tratan de sobrevivir a base de pequeños trapiches en una sociedad que les da la espalda y a la que no entienden.
La última pirueta (1986) A un viejo circo a punto de la quiebra se incorpora un nuevo fichaje: el payaso Flofli, procedente de Francia, donde es un personaje muy reconocido. Sobre él pesan las esperanzas de reflotar la empresa.
La sombra del tenorio (1994). En este monólogo escrito para Rafael Álvarez "El Brujo", un viejo cómico de reparto está a punto de morir en un hospital de caridad en los años de la posguerra. En sus últimas horas ensaya el papel que siempre deseó hacer, el don Juan de Zorrilla. 
La cena de los generales (2008). Madrid, 1939. Un maître y un militar se encargan de organizar una cena para Franco y sus generales en lo que queda del esplendor del hotel Palace, con el agravante de que todos los cocineros están en la cárcel por pertenecer al bando republicano.
La llegada de los bárbaros (2011). Uno de sus textos más recientes, este ágil duelo entre un vigilante de seguridad y el hombre de gris en torno al derecho a sentarse en un banco, constituye una metáfora escénica que establece, en clave de comedia, un paralelismo entre la decadencia del Imperio Romano y la crisis global de este arranque de siglo XXI.



José Sanchis Sinisterra
Ñaque o de piojos y actores (1980). Este diálogo entre dos pobres cómicos constituye un logrado intento de dramatización libre y recreación del universo teatral del Siglo de Oro español, tamizado, eso sí, por el lenguaje teatral de Beckett, una de las referencias inexcusables de Sanchis Sinisterra.
¡Ay, Carmela! (1987). Es la obra más popular de su autor, uno de los títulos clave en el teatro del último tercio del siglo XX. La historia de Carmela y Paulino, dos cómicos de variedades, en el Belchite de la Guerra Civil, está plena de símbolos de la lucha fratricida, ante la cual una y otro adoptan posturas divergentes, valiente y servil, respectivamente.
Trilogía americana. Tríptico histórico sobre la conquista de América formado por El retablo de Eldorado (1985), Lope de Aguirre, traidor (1992) y Naufragios de Álvar Núñez (1992). Las tres reflexionan sobre la acción del poder y sus víctimas y sobre el conflicto de alteridad y el mestizaje.
Misiles melódicos (2005).  Es un musical escrito por encargo del Centro Dramático de Aragón y con partitura de Gabriel Sopeña. El Director Gerente de una poderosa empresa multinacional especializada en la fabricación y tráfico de armas se despierta con una extraña anomalía: en vez de hablar, canta. A partir de esa absurda situación personal, se van sucediendo otras absurdas situaciones y disparatadas con la denuncia de la guerra como telón de fondo.
La máquina de abrazar (2009). Uno de sus títulos más recientes en el que aborda el fascinante tema del autismo partiendo de la figura de una facultativa que ofrece una conferencia sobre esta patología.

lunes, 9 de abril de 2012

Mañana martes, encuentro de la Asociación Cultural Biscuit

La Asociación Cultural Mascarones de Santa Cruz de La Palma Biscuit se reúne mañana martes a las 19:30 horas en la Biblioteca con el fin de tratar diversos asuntos, entre ellos la organización de este número tradicional en las próximas fiestas de mayo. Esta asociación surgió recientemente tras una serie de encuentros en nuestra Biblioteca, donde recibimos con los brazos abiertos cualquier iniciativa cultural, y más si tiene algún componente teatral característico, como es este caso. La entrada es abierta a cualquiera que quiera colaborar con este número y con la Asociación en sus múltiples facetas, no sólo "danzando", sino también en la conservación y recuperación de los mascarones, el diseño del vestuario, su investigación histórica, el archivo fotográfico o la gestión de su presencia en Internet. Si estás interesado, pásate por la biblioteca.